jueves, 28 de abril de 2016

NUESTRO NOMBRE, NUESTRA IDENTIDAD



Desde antes incluso de nacer nuestros padres ya sabían cómo nos íban a llamar… Y es que antes de nacer ya nos están determinando ciertos aspectos de nuestra vida.
Los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra libertad y que condicionan nuestra vida.

Cuando le ponemos un nombre repetido en el clan familiar a un hijo, le estamos entregando los programas de esa persona por la que decidimos llamarlo. Es así de claro. El nombre tiene un impacto muy potente en la mente.


Un nombre es como un mantra que estamos contínuamente escuchando, es una vibración que tiene un significado y nuestro inconsciente lo sabe.

Podemos empezar a pensar en el nombre que le hemos puesto a nuestros hijos, nada es por casualidad o porque es muy bonito, o porque era el nombre que estaba de moda, eso sin tener en cuenta cuando repetimos el nombre de algún familiar para contentar a la familia. Por ejemplo, cuando le ponemos el nombre a un hijo en memoria de algún hermano o hermana que perdimos de pequeños, le estamos devolviendo el hijo perdido a nuestros padres y estamos cargando al bebé con las memorias de ese ser que falleció. 

En el árbol genealógico el nombre repetido es símbolo de drama o de talismán, según Jodorowsky.
Es un inconveniente nacer después de un hermano fallecido pero lo es aún más si te ponen el mismo nombre, esto te condena a ser el otro, y estarás siempre buscando un reconocimiento que nunca va a llegar.

Cuando se le pone el nombre de una persona que se suicidó, serán personas con problemas de depresión y tristeza.
Conozco el caso de una chica que su madre le había puesto el nombre de una sobrina que se había ahorcado de muy jovencita, esta chica jamás se había podido poner ninguna cadena, suéter de cuello vuelto, nada que le tocara el cuello, decía que se ahogaba.

Las personas que tienen nombres feminizados o masculinizados como Paula, Mario, Josefa, Carmelo, son deseos frustrados de que nacieran del otro sexo.

Cuando nacemos venimos programados para ser de determinada manera y caminamos por la vida de acuerdo a un plan que ya estaba trazado mucho antes de ser engendrado, el nombre es uno de los programas que interviene en como va a ser nuestra vida. Podemos cambiar de nombre y quitarnos el lastre que nos suponga, poder tomar decisiones libremente y hacernos responsables de todo lo que nos acontezca no tiene precio. 
 

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